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enero, 2013

El 25 de octubre de 1978, la vida de Rosa Vadillo se partió en dos después de que ETA asesinara a su marido, Epifanio Vidal. La víctima trabajaba en un taller y varios terroristas esperaron a su salida del trabajo para dispararlo a bocajarro. Vadillo buscó refugio en su trabajo y tuvo también que centrarse en sacar adelante a su hijo Iban.
El 7 de marzo de 2008, después de su turno de noche de trabajo en una fábrica, Marian Romero se despidió de su marido Isaías Carrasco. Un rato después, Marian y su hija mayor escucharon unos ruidos y, al bajar corriendo a la calle, encontraron a Isaías saliendo malherido de su coche. Isaías Carrasco había sido tiroteado y asesinado por ETA. Romero quedó viuda a cargo de sus tres hijos, de 20, 14 y 4 años de edad. El más pequeño de ellos, Adei, presenció las imágenes de su padre herido desde la ventana de su casa.
El 13 de marzo de 1976 un terrorista de ETA asesinó al abuelo de Cristian Matías, el taxista Manuel Albizu. La familia continuó haciendo su vida en el pueblo de Zumaia. Aunque el funeral de Manuel Albizu fue digno y multitudinario, después no se le han hecho reconocimientos ni se ha encontrado a los culpables del atentado.
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