El 15 de mayo de 2001, Landaburu resulta gravemente herido al explotarle una carta-bomba enviada por ETA. La explosión le causó la amputación de varias falanges de los dedos de las manos, la pérdida de visión de un ojo y varias cicatrices. A pesar de todo, Gorka Landaburu continuó viviendo en su pueblo y ejerciendo de periodista.