Pese a que su anterior militancia en la banda armada provocó que le costara rechazar públicamente los atentados terroristas, mediados los 90 se involucró de lleno en el movimiento Gesto por la Paz. Esta actividad le acarreó las primeras amenazas por parte del entorno de ETA. En 1999 se convirtió en concejal por el PSE en el ayuntamiento de Zarautz. A los pocos meses ETA quemó el almacén en el que guardaba sus instrumentos de trabajo y su furgoneta y recibió pintadas de amenaza.