En las elecciones municipales de 2003 es elegido concejal en Eibar y su vida cambia al pasar a recibir protección de escolta. El 25 de julio de 2008 recibe la noticia de que ETA le hizo un seguimiento durante algunos meses con el objetivo de secuestrarle y asesinarle. La protección de su escolta frustró las intenciones de los terroristas.

DATOS PERSONALES:

Nombre: Benjamín Atutxa Iza

Edad: 60 años (1951).

Profesión / Cargo: Profesor de Matemáticas de instituto / Director del servicio de apoyo Berritzegune / Parlamentario vasco por el PSE-EE y exconcejal de Servicios Sociales en Eibar.

Situación familiar: Casado. Una hija.

Lugar de origen: Natural de Bedia (Bizkaia), vive en Eibar (Gipuzkoa) .

COLECTIVO: Políticos.

HECHOS

- Tras el asesinato del empresario José María Korta, decide no continuar impasible ante la violencia y entra a formar parte del PSE-EE.

- En las elecciones municipales de 2003 es elegido concejal en Eibar y su vida cambia al pasar a recibir protección de escolta. En las siguientes elecciones municipales de 2007 vuelve a ser elegido concejal.

- El 25 de julio de 2008 recibe la noticia de que ETA le hizo un seguimiento durante algunos meses con el objetivo de secuestrarle y asesinarle. La protección de su escolta frustró las intenciones de los terroristas.

CONSECUENCIAS

“Siempre he tenido inquietudes políticas a partir de los 16 o 17 años, pero después de ser concejal en Bedia, mi pueblo de nacimiento, tras las primeras elecciones democráticas de 1979, estuve durante muchos años sin una participación política activa, sin militar directamente en ningún grupo. Sin embargo, fui desenganchándome continuamente de la violencia aunque nunca fuera partidario de ella, ni siquiera cuando la mayoría de la ciudadanía comprendía el asesinato de Carrero Blanco. Nunca fui partidario del uso de la violencia y el asesinato del contrario para conseguir ventajas o fines políticos”.

“Estuve unos 15 años sin militar. Después de lo de ‘Yoyes’, ‘Pertur’ anteriormente, y, la gota que colmó el vaso de mi inactividad militante, el asesinato del empresario de Zumaia José María Korta, decidí que no podía continuar impasible ante tanta violencia. Decidí entrar en el Partido Socialista, que era desde la época de Felipe González el grupo político con el que estaba de acuerdo en sus planteamientos políticos, y con la socialdemocracia europea en general”.

“En las siguientes elecciones municipales del 2003 participé en la lista del Partido Socialista en Eibar y salí elegido concejal. Ahí empezó a cambiar mi situación personal y familiar. Tuve que empezar con escoltas, y eso incide directamente en las relaciones sociales sobre todo”.

“Mi grupo social de alternar se partió en dos. Había algunos que decían que, al llevar yo escolta, no querían andar conmigo. Ahí fue el primer golpe fuerte con el tema social. A partir de ahí cambia mucho la vida de un protegido porque tiene que seguir unos procedimientos de vida muy diferentes a los que sigue la mayoría de la población. Hay que seguir una serie de rutinas y, normalmente, a nadie le gusta llevarlas. Pero por seguridad hay que hacerlo”.

“Al recibir la escolta se nota un cambio en las personas del entorno. A pesar de que mucha gente pueda sentirse cercana a ti, pienso que el andar con escoltas hace que te rehúyan de cierta forma y sientan un miedo de compartir momentos contigo. Es como si de alguna forma las personas que tenemos que ir protegidos por escolta fuéramos como testigos incómodos de la sociedad. De alguna forma hacemos ver que tenemos la razón, pero la gente no quiere reconocer de alguna forma su culpa por no haber rechazado formas violentas del mundo fanático de ETA. En ese sentido te sientes como rechazado”.

“Las víctimas somos, de alguna forma, testigos incómodos de las carencias que ha tenido gran parte de la sociedad aquí a la hora de rechazar el terrorismo de ETA. Sientes frustración en mucha gente de la sociedad que, además, a veces puede ser muy cercana a ti familiarmente. Aunque eso es muy diferente de unas zonas a otras. Yo, por ejemplo, he sentido mucho apoyo social en Eibar. Quizá no en otras zonas más rurales. Eso es mucho más difícil. Pienso que hay mucha diferencia entre zonas rurales, donde el que se sale de, digamos, la visión única nacionalista queda excluido socialmente. Lo que más teme la gente en la sociedad es la exclusión social, y para evitarla se está dispuesto a aceptar unos presupuestos que son totalmente antidemocráticos, fanáticos y que pueden ser muy violentos”.

“El sector mayoritario de Eibar es muy acogedor. Siempre ha sido una sociedad muy incluyente, de gente que ha venido de fuera. Siempre ha sido una sociedad muy acogedora. Por tanto, la mayoría social de Eibar está inmunizada en ese sentido. Sí que hay unas minorías que intentan llevar un poco adelante las ideas que han recogido de ese mundo fanático y algunos lo llevan a rajatabla siguiendo al 100% la estrategia etarra. Pero en Eibar no he percibido eso, aunque quizá sí en otros pueblos más rurales como el mío de procedencia y otros. Ahí sí que se nota, de alguna forma, un intento de no salirse del guión establecido socialmente para evitar un rechazo social del mundo violento que es el que controla la situación”.

“En las siguientes elecciones municipales de 2007 también salí elegido concejal por el grupo socialista. Los ocho años que fui edil en el Ayuntamiento de Eibar me dediqué sobre todo a tareas de servicios sociales, compaginando con la labor de director del servicio de apoyo a la educación de Eibar Berritzegune”.

“Durante las dos legislaturas en que fui edil en Eibar hubo una serie de carteles y pintadas. El mundo radical consideraba que un edil socialista y otro popular durante mi primera legislatura, y un edil socialista -que en los dos casos era yo- y otro del PNV durante la segunda, les habíamos robado las plazas de concejal que les correspondían a ellos. Consideraban que esas elecciones no habían sido democráticas (Batasuna ilegalizada no pudo tomar parte en las elecciones) y, por lo tanto, habían contado los votos nulos y a partir de ahí hubo pintadas y carteles en contra de nosotros, que éramos, según ellos, quienes les habíamos quitado los puestos que les correspondían en el Ayuntamiento”.

“A partir de ahí ETA decidió que un objetivo podía ser yo. Pero antes del día en que me entero del plan que ETA tenía contra mí, yo no había percibido nada en concreto a parte de esa cuestión de los carteles. Ha habido mucha gente cercana a la izquierda radical que se ha extrañado debido a mi perfil de euskalzale y de trabajar siempre en euskera en el mundo de la enseñanza”.

“Hace poco más de tres años (el 26 de julio de 2008) se hizo público que un comando de ETA intentó secuestrarme al estilo de Miguel Ángel Blanco para chantajear al Gobierno y conseguir ventajas políticas. Me hicieron seguimientos y, a partir de ahí, la situación personal y familiar cambió mucho. Mi familia directa lo pasó mal y algunos siguen medicándose para poder conciliar el sueño. Es un tema que me repercutió muchísimo. Desde entonces, he seguido intentando hacer vida lo más normal posible, social y familiar”.

“En aquella época yo había ido a la Expo de Zaragoza. Venía de ese viaje de vuelta y recibí la llamada del Ministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba. Me dijo que se había filtrado la noticia del intento de secuestro, estaba muy enfadado. Me dijo que la noticia iba a salir en muy poco tiempo y que me preparara. Se lo comuniqué a mi mujer, que se puso nerviosísima. La noticia se hizo pública al día siguiente. Ese día yo tenía un viaje programado a Austria y Suiza. Yo necesitaba salir de ese ambiente, no podía estar en casa. Fui a visitar a mi hija y de paso me desahogué de ese agobio de los medios de comunicación”.

“En marzo de 2011 se visualizó, a través de los medios de comunicación, declaraciones de miembros de ese comando de ETA sobre cómo pretendían hacer el secuestro y cómo pretendían utilizar pastillas e inyecciones para poder dormirme, meterme en un “zulo” (escondite clandestino para ocultar a los secuestrados) y chantajear al Gobierno. Creo que fueron unas declaraciones crudas de lo insensible que es este mundo y la cerrazón y el fanatismo con el que actuaban. Es duro ver ese vídeo. Aunque con el tiempo vas cogiendo distancia, es algo que no se olvida en la vida. Encima, tiene repercusiones en la vida diaria porque es un tema que te va afectando en la toma de decisiones que vas realizando a lo largo de los días”.

“Creo que en mi caso no se hizo justicia. Fueron absueltos, dijeron, que por falta de pruebas. Pero yo pienso que las pruebas eran evidentes. Yo hice un comunicado diciendo que no estaba de acuerdo con la resolución de este caso. Tampoco recurrí, acaté la sentencia y nada más”.

“Nunca se me ha pasado por la cabeza marcharme fuera. He intentado hacer la vida más normal posible, sin variar la residencia, sin que se me pasara por la cabeza el auto-desterrarme. Siempre he pensado en seguir donde estoy y esto no me ha influenciado  en absoluto para cambiar de domicilio. Incluso diría que me quedé con más convicción, porque he notado un apoyo mayoritario en Eibar y me siento muy a gusto allí. No creo que lo cambiara por otro sitio en este momento”.

“Estamos viviendo un momento en el que parece que ese mundo fanático está intentando replantear su estrategia y parece que la estrategia militar, la estrategia del terrorismo no le da resultados e intentan desandar ese camino para meterse en la senda de la democracia. Si de verdad lo hacen, bienvenidos a la democracia, pero que reconozcan el daño que han causado a tantas familias y tantas víctimas del terrorismo que ellos han causado”.

“En este momento vivo mucho más tranquilo. La situación de tensión que había antes es mucho menor. Aunque sigue habiendo personas que siguen siendo, en su forma de ser en la vida diaria, fanáticas y de alguna manera peligrosas. Pero me siento más tranquilo y relajado que unos meses atrás. Pienso que podemos tener un futuro sin violencia, sin coacción, sin extorsiones… Es por lo que estoy intentando pelear y creo que lo vamos a conseguir entre todos los demócratas”.