El 6 de septiembre de 2007 cuando salía de una ceremonia celebrada en la ermita del pueblo de Lizartza, Begoña Pereira, concejal del Partido Popular en Lizartza,  sufre una agresión por parte de una nacionalista radical. Le golpean con  el mástil de una pancarta de apoyo a presos. La agresora fue condenada a cuatro años de cárcel y a 1.800 euros de multa.

DATOS PERSONALES:

 Nombre:  Begoña Pereira. Urretxu (Gipuzkoa)

Edad: 51 años.

Cargo: Concejal de Lizartza (Guipúzcoa) por el Partido Popular

Situación familiar:  3 hijos.

COLECTIVO: Políticos.


HECHOS:

 

 – En el año 1998 es elegida como concejal por el Ayuntamiento de Urretxu. Es  entonces cuando empieza a recibir los primeros insultos y amenazas. Se producen las primeras llamadas por parte de la Guardia Civil y también de la Ertzaintza para comunicarle  la aparición de sus datos en diversas documentaciones incautadas a miembros de ETA.

– Durante esa misma legislatura (1998 – 2002) aparecen diversas pintadas de dianas amenazándola.

– En el año 2007 es nombrada concejal de Lizartza. El día de la toma de posesión, la Corporación Municipal ha de ser protegida por las Fuerzas de Seguridad para evitar ser agredidos y poder celebrar el acto.

– El 6 de septiembre de 2007 cuando salía de una ceremonia celebrada en la ermita del pueblo de Lizartza, sufre una agresión, por parte de una nacionalista radical, con el mástil de una pancarta de apoyo a presos. La agresora fue condenada a cuatro años de cárcel y a 1.800 euros de multa.

– Durante el verano de 2010, en medio de la plaza de su pueblo, Zumarraga, su propia hermana, ante un nutrido grupo de testigos le amenazó con expresiones del tipo “ETA te tiene que matar” simulando con sus manos el gesto de disparar, según ella denunció en la comisaría. Celebrado ya el juicio,  esta pendiente de sentencia.

CONSECUENCIAS:

“Todo esto  comenzó a inicios de los años 80. Eran tiempos muy duros en los que los partidos no nacionalistas, durante las campañas electorales, tenían que salir a poner la propaganda durante la noche. Eso me parecía injusto y empecé a ayudar en esa labor al partido con el que simpatizaba en mi pueblo, Zumarraga, y en los de los alrededores. Con el tiempo,  conocí a Gregorio Ordóñez,  y cuando lo asesinaron (23 de enero de 1995) lo sentí muchísimo. Poco antes había decidido entrar en política y eso me animó más”.

“En 1998 fui elegida concejal de Urretxu. Era la única concejal del Partido Popular. En aquel entonces Herri Batasuna estaba dentro del Ayuntamiento. Entonces empecé a recibir insultos y alguna amenaza por parte de ese entorno. Yo vivía allí y lo tenía que sufrir en el día a día de mi vida normal.”

“Durante aquella legislatura, de vez en cuando me llamaba la Guardia Civil o al Ertzaintza para avisarme de datos, míos y de mis hijos que iban encontrando a comandos de ETA.  Al principio no tenía escolta y tenía mucho miedo,  por mis hijos especialmente.  Posteriormente, me pusieron la escolta”.

“En la siguiente legislatura volví a salir elegida en Urretxu. Si bien Batasuna ya estaba ilegalizada, el alcalde (yo creo que por miedo) permitía estar en el Salón de Plenos a sus miembros que me amenazaban e insultaban. Pero lo peor fue que, además de en la fachada del propio ayuntamiento, me hicieron tres pintadas conmigo en la diana en el barrio de mis padres. Eso me dolió mucho y me  afectó en el entorno familiar”.

“En la actualidad soy concejal de Lizartza. Allí,  además de la agresión en la que estuve a punto de perder el ojo izquierdo, he sido apedreada, agredida e insultada. Incluso el párroco del pueblo se niega a darnos la paz durante los actos de las fiestas en los que él celebra la misa.  Eso sí, nos ha dicho públicamente que se niega a que nuestros escoltas entren en la ermita. No podemos andar libremente con nuestros escoltas por Lizartza”.

“Esto acarrea muchos problemas, te limita mucho. Yo soy de Zumarraga, la ama era vasca, el aita gallego. Es muy triste que gente que te conoce de toda la vida te niegue el habla. Yo entiendo y sé que el miedo es libre, pero que gente que me conoce de toda la vida no me hable, me niegue el saludo por lo que represento, que lleguen a odiarte, es durísimo. Esta manera de actuar te limita todo”.

“A mis hijos los hundí, les he fastidiado la vida. Por ejemplo, dos de ellos iban a poner el negocio en el pueblo,  y es por mi culpa que no lo han podido poner; sería el negocio de los hijos de y les harían la vida imposible. El más pequeño es el más decidido, se ha encarado con más de uno por defenderme, no tiene miedo. Pero yo sí, no quiero que se enfrente con esa gentuza, no quiero que le pase nada por mi culpa”.

“En mi familia somos siete hermanos donde hay de todas las ideologías. Pero es únicamente con dos de mis hermanas con quienes tengo problemas. Ellas  consideran que soy una deshonra para mi familia por representar al Partido Popular. Con una de ellas voy a tener un juicio ahora porque me ha dicho que me va a matar si ETA no lo hace antes ( llora ). Esto es muy triste. La otra me dijo que ETA me tiene que matar. Esto  ha sucedido en muchas ocasiones. A mí que esto me lo diga cualquier persona del pueblo que no esta de acuerdo conmigo me duele, pero bueno,  asumo que eso es así aquí, aunque sea difícil aceptarlo, ya que creo que nadie se merece que le maten por lo que piensa, nadie, piense lo que piense y desde luego nosotros no nos merecemos esto.  Pero lo mas inhumano es que te lo diga tu propia familia, es un sentimiento que les nace del odio ya que piensan que yo insulto a la familia por representar a mi partido. Pero yo no siento que soy la vergüenza de los míos. No pido que me aplaudan,  pero si que me respeten. Yo a ellas les respeto, no les pido que piensen de una determinada manera, no les pregunto a quién votan, pienso que la democracia es el respeto a los demás. Que mi propia hermana me diga que me va a matar por mis ideas políticas mientras hace el gesto simulando dispararme con una pistola no lo entiendo (llora). Esperemos que no lo haga”.

“En este país el problema es la gente que piensa que por las ideas que tenemos merecemos que nos maten. Eso se sufre en todo lo que nos rodea. Por ejemplo, yo lo he vivido en reuniones familiares. El ex marido  de mi hermana (con la que voy a tener el juicio) es un hombre de Oñate que sale en las procesiones de su pueblo con el Cristo al hombro. Yo  he tenido que ver cómo ese hombre celebraba el asesinato de guardias civiles y he tenido que aguantar que en medio de una cena  me recriminase que yo no me uniese al brindis. ¿Como se puede celebrar el asesinato de nadie? Y todos en la mesa callados. En el mejor de los casos, me dicen que tenga  paciencia, no es el apoyo que crees que tienen que darte. Hay una comprensión hacia los dos lados”.

“Lo que pasó con mi hermana, por lo que la denuncié, fue la última de las muchas cosas que me ha hecho. Lo hizo en medio de la plaza de Zumarraga llena de gente.  Me gritaba: “odio a tu puto partido”, “ETA os tiene que matar”. De allí me sacaron mis escoltas y me fui directamente a la comisaría a denunciarle. Ya sé que habrá gente que diga que soy mala persona por denunciar a mi hermana. Pero no, lo que pasa es que estoy muy dolida, ya son demasiadas veces”.

“A veces a venido gente al ayuntamiento a pedirme un favor. Si he podido,  le he ayudado.  Estamos al servicio de los ciudadanos.  Luego,  la mayoría de las veces no te contestan al saludo en la calle o incluso me vuelven la cara. Eso me duele mucho”.

“En Litzartza con la gente no me ha pasado nada, sólo me han insultado pero nada más. También es verdad que sería imposible ir allí sin los escoltas. Lo más duro sucedió en unas fiestas del pueblo en las que tuvimos que salir a toda prisa del pueblo porque nos apedrearon. Al intentar meterme en el coche una mujer me agredió con el mástil de una pancarta. Luego  fue condenada por esta acción. Todo esto viene provocado por un grupo del pueblo que impide que nos podamos mover con un mínimo de libertad por Lizartza”.

“Tras la sentencia, a los dos o tres días, fui al piso de mi compañero en Tolosa. Subí un momento, y cuando salí habían colocado una bala en la puerta. A los pocos días lo hicieron con uno de mis escoltas”.

“Ya sabemos que esto es así, que tienes que vivir escoltada. Pero llega un momento en que necesitas tu espacio. Yo me agobio, necesito estar sola, sin mis escoltas. Reconozco que soy una inconsciente y que me pongo yo misma en peligro, pero necesito al menos poder sacar a mi perra yo sola. Mi compañero, mis hijos,  me riñen, sufren por eso, pero es que yo lo necesito. Ya he renunciado a demasiadas cosas, a patinar, a montar en bici, a tantas cosas. Soy una persona muy activa y necesito al menos poder hacer eso, pasear yo sola con mi perra. ¿Que un día pueda pasarme algo?, bueno, Dios dirá”.

“En el plano laboral esta situación me ha influido mucho. En este país, cuando vas a buscar trabajo con los escoltas lo menos malo que pueden decirte es: “ya te avisaremos”. Y ya sabes lo que eso significa.  Eso en el mejor de los casos, cuando les das pena, pero claro,  no quieren problemas,  y tener a alguien como nosotros trabajando puede marcar a la empresa y perjudicarla. Eso ya ha pasado”.

“En los trabajos que he tenido tuve problemas. Por ejemplo, en uno de los últimos trabajé en una empresa de frigoríficos,  colocando chapas. Tuve la mala suerte de que la persona que tenía que ir proporcionándomelas era un chico que había estado en la cárcel por pertenencia a ETA. Me hizo la vida imposible. Incluso tuve que renunciar a mi último trabajo. Era de vigilante, estuve en distintos lugares sin ningún problema, hasta que me mandaron a un puesto en el que me avisaron mis propios escoltas de  que pondría en peligro a mis propios compañeros. Tuve que renunciar a ese trabajo,  y yo necesitaba el dinero. Desde entonces han pasado tres años, el tiempo que llevo en el paro”.

“Mi vida transcurre siempre con los escoltas, siempre con el miedo. Yo alguna vez me fui sola con mis hijos a hacer la compra en el supermercado, al lado de mi casa. Y les veía nerviosos, mirando para todas las partes. Me decían:  “ama,  muévete” ,“corre” . Y es porque ellos viven ahí y conocen a los borrokas del pueblo (a veces también mis propios escoltas me dicen: “esos le miran mal”, y cosa así). Pero yo no me fijo, no quiero fijarme, no voy a permitir que el miedo me pueda, esto es lo que le digo a mis hijos”.

“Yo he salido de una fábrica en la que trabajaba a las 6 de la mañana y me he encontrado con que le han llamado a la cuñada de mi sobrina y le han dicho: “sabemos que Bego va contigo, que la llevas y la traes a la fábrica. Sabemos cual es tu familia y sabemos cual es la de ella pero dile que vamos a por ella”. Y al salir a las 6 de la mañana me lo han dicho y me he puesto a llorar como una cría. Lo único que decía era: “quiero vivir, quiero vivir” ”.

“A mis hijos les protejo, no les cuento todo. Lo que mas me afecta es lo que les he podido perjudicar porque les he hundido económica y moralmente. Mis hijos están muy orgullosos de su madre, pero también me ha dicho uno: “nos has hundido la vida”. Y yo creo que en cierto modo si es así”.

“En una de las últimas cosas en las que he aparecido sale mi ex marido, no mi actual pareja. Llevamos trece años separados, es injusto y muy triste”.

“Es lo que me ha tocado vivir. Es el país en el que he nacido, aquí la gente esta orgullosa de ser vasca. Para mi es una vergüenza. Yo me avergüenzo de ser vasca, he luchado para que eso no fuera así, pero ya la lucha empieza a pesar. No se ven los frutos de tantos años luchando, luchando. Pero habrá que seguir luchando duro, ya veremos hasta cuando. Mientras nos dejen y no nos maten,  yo creo que será así”.

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