Tiene 27 años.  Empezó en política como concejal por el Partido Popular en Astigarraga a los 18.  En la actualidad, es concejal por el mismo partido  en Lazkao.  El 11 de abril de 2009, es objeto de un seguimiento por parte de una persona encapuchada que sigue al coche en el que viajaba con sus escoltas de Lazkao a San Sebastián. 

DATOS PERSONALES:

Nombre: Javier Moreno.  San Sebastián (Gipuzkoa).

Edad: 27 años

Cargo:  Concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Lazcano.

Situación familiar: Soltero

 

COLECTIVO: Políticos.

HECHOS:

– 2001: es nombrado concejal de Astigarraga. Él y el representante del PSE-EE, ambos únicos ediles de sus respectivos partidos, sufren las constantes amenazas de los representantes municipales de la izquierda abertzale.

– 2007: resulta elegido concejal del ayuntamiento de Lazcano. A pesar de estar ilegalizada, por haber sido considerada por los tribunales parte integrante de la organización terrorista ETA, los radicales abertzales  participan con absoluta libertad en la vida municipal. Por denunciar esa situación se ve obligado a soportar en todos los Plenos que los proetarras se sitúen detrás de él con carteles amenazantes, a sufrir agresiones, amenazas e insultos.

– 11 de abril de 2009: tiene un seguimiento por parte de una persona encapuchada que sigue al coche en que viajaba de Lazcano a San Sebastián.

CONSECUENCIAS: 

“Empecé en política con 18 años, hace nueve. Desde entonces vivo con escolta. Inicié mi actividad política en Astigarraga, allí ya fue muy duro, especialmente cuando, tras una operación policial que hubo en el pueblo contra Udalbiltza, empezamos a recibir amenazas el concejal del PSE-EE y yo. Además tuvimos Plenos muy duros en los que nos llegaron a decir “esto se soluciona pegando dos tiros”.

“Llevo en Lazcano desde septiembre de 2007, allí la situación es muy tensa porque el alcalde permite que participe la izquierda abertzale. En cada Pleno se ponen detrás de mí con carteles amenazándome, me insultan,  y han llegado a agredirme a la salida del Ayuntamiento. Es muy duro.”

“El momento más terrible que he vivido tuvo lugar el 11de abril de 2009. Tuve un seguimiento. Un coche, conducido por una persona encapuchada que nos fotografió, nos persiguió desde que salimos de Lazcano hasta que llegamos a San Sebastián y la Ertzaintza le paró. Fueron unos momentos muy angustiosos, mis escoltas me ordenaron ir tumbado en el suelo. Me angustiaba que fuese a disparar. Cuando ya nos pusimos a salvo y pude salir del coche me desmayé por la tensión acumulada. Afortunadamente no pasó nada, pero la Ertzaintza le requisó, entre otras cosas, un plano de Lazcano en el que aparecían marcadas las rutas de entrada y salida en Lazcano que yo utilizaba habitualmente. Después de eso lo pase muy mal. Tuve que irme una temporada fuera del País Vasco. Me planteé dejar esto y marcharme de aquí porque fue muy duro. Vi  muy cerca la muerte.”

“En el plano familiar, es a mi madre a quien más  afecta mi situación. Tiene mucho miedo de que me pase algo. Dio la casualidad de que me llamó mientras me estaban haciendo el seguimiento. Es como si tuviese un sexto sentido. Con mi padre es distinto, vive en un cuartel y eso ha hecho que haya vivido varios atentados.”

“Me ha costado mucho encontrar trabajo. La gente no quiere contratar a una persona que vaya con escoltas y yo lo comprendo, eso puede traer muchos problemas a una empresa. Yo he tardado tres años en encontrar empleo. He tenido la suerte de que la persona que me ha contratado es de mi partido y comprende la situación, si no,  hubiese sido imposible.”

“Hacer mi vida social de manera normal es muy difícil. La gente es reacia y huye de ti,   te mira mal. Hay personas  con las que antes iba y que dejaron de salir conmigo porque tenían miedo de que, por ir conmigo les pasase algo malo. Además,  cuando voy a los sitios noto  que la gente me mira como si fuera un apestado porque voy con escoltas. Te miran mal”.

“Al final,  para sentir que tengo un poco de vida propia,  tengo que escaparme de los escoltas. Sé que eso está mal, que es una insensatez, pero tengo 27 años,  llevo desde los 18 viviendo así, necesito poder ir alguna vez a cenar, a tomar una copa, sin escoltas. Y es que yo no puedo salir de casa cuando quiero, no tengo libertad. Mi vida no es normal. Una vez acompañé a una amiga, que no conocía cual era mi situación, a su casa. Cuando la dejé me vio hablando con los escoltas. Al día siguiente me recriminó que no le hubiese dicho lo que soy. Pero es que yo no tengo por qué decirlo. Yo he vivido lo que es decirle a una persona quién soy y ver cómo se da la vuelta y se va. Quiero pensar que es por miedo, no por rechazo. Pero así no se puede vivir, es muy duro.”