El 22 de febrero de 2000, ETA asesina, a su hijo Jorge Díez Elorza, ertzaina y escolta de Fernando Buesa, en el atentado con coche-bomba que terminó con la vida de los dos.

DATOS PERSONALES:

Nombre: Begoña Elorza

Lugar de procedencia: Vitoria-Gasteiz (Álava).

COLECTIVO: Familiares de víctimas.

HECHOS

- El 22 de febrero de 2000, ETA asesina a su hijo Jorge Díez Elorza, ertzaina y escolta de Fernando Buesa, en el atentado con coche-bomba que terminó con la vida de los dos.

CONSECUENCIAS

“Para mí es como si todo hubiera sucedido ayer. Es algo que no puedo borrar de mi memoria ni de mi mente. Ese sentimiento de que no pude cogerle de la mano y decirle mamá está aquí es un sentimiento que me tortura y me sobresalta cada día y cada noche. Es un sentimiento que me tortura y no lo puedo superar”.

“He aceptado la muerte de Jorge, no me queda más remedio. Pero, lo que no voy a consentir es vivir victimizada. No quiero ser una mujer, una madre, una abuela triste, angustiada. Porque ni mi hija ni mi nieta ni mi padre ni toda mi familia se lo merecen”.

“Sin darme tiempo a quitar los ojos del televisor vi a mi hijo en directo tendido en el suelo, sobre una valla y tapado con una mata, pero enseñaba sus zapatos y le conocí por sus zapatos”.

“¿Dónde estaba mi pueblo vasco? ¿Dónde estaban mis políticos haciendo política? Simplemente, hay que trabajar, hacer cosas y llegar a acuerdos. Pero no hacer prevalecer una idea por encima de todo. Así se les da cobertura a los asesinos”.

“Al final lo que todos queremos al final es que esto se solucione. Creo que la inmensa mayoría no queremos venganza. Yo por lo menos no quiero venganza. Yo he odiado a los terroristas y les odio, pero no quiero venganza. Nunca he sido rencorosa en mi vida personal ni tampoco con el asesinato de mi hijo”.

“Sus primos varones tenían 10 y 8 años. ¿Cómo les explicábamos a esos dos años que habían matado a su hijo? ¿Por qué, quiénes, para qué? No podíamos explicárselo porque no lo entenderían. No lo entendemos los adultos por mucho que busquemos respuestas o alguna justificación. No la tiene. Pero a unos niños de ocho y diez años, ¿cómo les explicas que han matado a su primo? Es imposible, y quiero decir que esos niños hoy ya tienen 16 y 14 años y están marcados para siempre por la muerte de su primo”.

“Yo parí a mi hijo con dolor y con sangre. Fue después de lo ocurrido cuando he sentido que Jorge no quería salir de mi vientre, porque además, literalmente, me lo sacaron. Siento que fue como una prórroga de vida de 26 años que me lo arrebataron también con dolor y con sangre. Pero qué distinta es la sangre que da vida de la sangre que da muerte”.